Llen-o por favor




¿Represión controlada o control de “plagas”?

Después de los últimos acontecimientos en la ciudad, me temo, muy a mi pesar, que las “formas ” que en el pleno de investidura predicó el Sr. Riñones, han caído del árbol como fruta madura.

La última muestra, el último botón ha sido, está siendo, verse agrandado por la mayoría aplastante que le dieron las urnas y como la tiranía se está apoderando del último rescoldo de la libertad, la última llama de lo que en su día fue libertad de pensamiento en democracia y está en vías de extinción. La palabra en sí misma se muestra envuelta en papel de regalo, papel que recoge el sentimiento de muchos bejaranos que pusieron a este señor en el poder, pero dudo mucho que quisieran establecer sus formas también, aunque intrínsecas van.

Confundir la mayoría en el gobierno con el desprecio a las minorías está en el guión, lo malo es que siempre estuvo y no lo supimos ver. Las minorías deben ser respetadas, incluso sin representación, digamos, oficial. Duele ver como el pueblo está en la mayor de las desidias mostradas en un tiempo, desidia que cuando gobernada la izquierda no se presentó, desidia que ahora cierra puertas a cal y canto, quizás porque se sabe que no se van a abrir. El abanico del ideario de la derecha bejarana está cerrado, el que no está dentro, está proscrito, todo lo que está fuera se tilda como inmoral, los medios digitales no sirven (no les sirven), las asociaciones que se suponen deben ser reivindicativas están controladas…
Da pena ver como el inmovilismo lleva a estos lares, como no somos capaces de echarnos las manos a la cabeza con la forma de dirigirse a aquellos que no pensamos igual, según lo instaurado no debemos ni siquiera osar pensar diferente. Las minorías son cuanto menos igual de respetables, respetables las entendamos o no, las compartamos o no.

Las formas de dirigirse al público de los gobernantes que dirigen los designios de la ciudad son lamentables, bochornosas y dejan mucho que desear. Al afán de instantáneas en prensa se suma un curso avanzado de “pérdida parcial de memoria”.

Manda el patrón y los que están alrededor, o piensan igual o no piensan nada, o comparten ese mismo derrotero o no pueden ni siquiera levantar una voz interna, ¿cómo se puede cambiar tan pronto de ideología”?, o no.

Logros de nuestra libertad, como comisiones, comisión mixta de participación ciudadana, modelo a seguir, caen con estrépito ante la mirada hacia otro lado de representantes vecinales, de cámaras, de asociaciones que otrora pidieron representación, que no levantan la voz cuando en otro tiempo la exigieron y la consiguieron. Parece que va intrínseco que hay que aguantar esto, que es lo que hay y sobre todo que ya se sabía. El pueblo es de sus ciudadanos, de las mayorías pero también de las minorías.  La palabra tiene tonos despectivos, desprecio que sale a flote, desprecio hacia simplemente la libertad. Escondidos están bajo el ala protector, aquellos que en un barco se erigieron en los adalides de las minorías, en los defensores de la libertad y ahora escuchan impávidos como el ataque sinrazón es desmesurado, olvidado y defendido bajo argumento de una pérdida de memoria transitoria que empieza a ser normalizada.

Parece que ser que esto debe ser así, pero me niego a que lo sea. En la virtud de escuchar está la labor de saber hacerlo.

Miguel Gelabert Charro