La corporación se queda sola en el acto institucional mientras que el acto organizado por la ASB es secundado masivamente.

Los Concejales y Banda municipal de música se quedaron solos  en la procesión Cívica institucional, organizada por el equipo de gobierno, mientras que la ofrenda floral en la Puerta de  de la Villa, organizada por la agrupación socialista se convirtió en un acto multitudinario con la respuesta masiva de militantes, simpatizantes y público en general.

El equipo de gobierno del PP  devolvió  a los mártires al cementerio. La celebración que honra la gesta de los bejaranos que perecieron luchando por la libertad en el siglo XIX.  Allí estuvieron los miembros de la corporación y la banda de música. En en el cementerio el alcalde leyó los nombres de los caidos y la banda interpretó el himno de Béjar antes los ediles y no más de 3 personas al margen de los medios de comunicación.

OFRENDA FLORAL ASB
Tras la decisión del PP de suprimir del programa de actos el homenaje que se brindaba a los Mártires de la Libertad en la Puerta de la Villa, lugar en el que se produjeron los hechos libertarios  en 1868, la Agrupación Socialista Bejarana decidió organizar por su cuenta una ofrenda floral al margen de los actos institucionales, que fue secundada masivamente. 
El equipo de gobierno envió a uno de sus Concejales en representación del equipo de gobierno, Santiago Sánchez Yuste, a quien Cipriano González agradeció su presencia.

Luis Felipe Comendador  fue el encargado de realizar  la ofrenda floral y de dirigirse a los asistentes con un emotivo discurso, en el que criticó nuestra forma de vida, marcada por el consumismo y en detrimento de los más desfavorecidos.  No en vano, uno de los motivos de la elección de Comendador como protagonista de esta ofrenda; tal y como destacó el secretario general de la agrupación socialista; fue su trabajo desarrollado al frente de organizaciones no lucrativas para ayudar a los mas necesitados en diversas partes del mundo.

El correo de Béjar le muestra las imágenes.Share |




Discurso de Luis Felipe Comendador
No quiero empezar sin mostrar antes mi agradecimiento a quienes me han
confiado la palabra en este día tan especial por lo que fue y por lo que
habrá de ser, y es por ello que quiero estar a la altura de sus deseos
siendo breve, claro y conciso.
Aunque soy de palabras, no soy de discursos, y mucho menos si en ellos he
de tratar asuntos de tanto calado como el que hoy nos toca: la libertad...
es por ello que intentaré dejar algunas ideas que son asunto monocorde en
mi cabeza desde hace años.
Veréis... la libertad, el vocablo y el argumento que encierra, suele verse
por todos como un bullicio [podréis comprobarlo cerrando vuestros ojos y
repitiendo interiormente la palabra ‘libertad’], pero no deja de ser un
infinito campo de cadáveres, un desolado camposanto preñadito de mujeres y
hombres que un día sintieron con ímpetu la necesidad de una lucha en la
que iban a ser de seguro los más hermosos vencidos... y en ello seguimos,
en ser hermosos vencidos con sangre o sin ella, presos de cadenas
mediáticas, económicas, políticas, sociales... enfrascados en la peor
doble moral que ha conocido la historia del hombre y rodeados de caminos
vallados, de normas insoportables, de gabelas constantes y de ojos que no
quieren ver... y jamás estuvimos tan lejos de la libertad como ahora, pues
nos hemos acomodado a las pequeñas ataduras que nos ha regalado
sibilinamente el sistema para tenernos bien sujetos... coches, casas,
televisores, teléfonos móviles, ordenadores... todo manejado para el
consumo y para el constante anonadamiento, todo puesto ahí para
mantenernos adormilados, cuando no muertos en vida... todos pendientes de
cuatro créditos para la eternidad, de diez seguros, de mil impuestos
directos e indirectos... todos bien educados en el rápido lavado de
conciencia mediante esas nuevas caridades a las que se les han puesto
nombres como ‘apadrinamiento’, ‘solidaridad’ o ‘cooperación’... todos
limpios de mácula y sin querer ‘saber’ en un tiempo de información
dirigida y dirigista... todos acomodados en un estatu que es puro
equilibrio y que habrá de estallar en el momento menos pensado... y desde
esta peana descrita hablamos de ‘libertad’ sin sonrojo y en su nombre
permitimos y hasta entendemos los mayores desastres y las más crueles
acciones de lesa humanidad... y la libertad es otra cosa, otro asunto más
grave y más alto, un asunto que siempre, indefectiblemente, debe ir unido
a valores de justicia, igualdad y fraternidad entre los hombres... pero lo
hemos cambiado todo por un espejismo llamado ‘futuro’, y confiados en su
probable existencia, como en la de un dios grande y omnipotente, nos
llenamos de cosas y ponemos frontera sobre frontera, muro sobre muro... y
acumulamos a sabiendas de que lo que nos sobra, que es muchísimo, podría
suponer la esperanza de una vida digna para muchos otros... y seguimos
acumulando en ese gesto miserable al que el poder llama ‘ahorro’, y nos
hacemos fuertes en la palabra ‘mío’, y calzamos mil máscaras que lo
destruyen todo.
La libertad no existe, amigos, porque alguien decidió un día que existía
el futuro, cuando, si miráis a vuestro alrededor, veréis nítidamente que
tan solo el ‘ahora’ es la verdad latente, la verdad absoluta.
Aún con lo ya dicho, sigo pensando en la libertad como una posibilidad en
la que creer y por la que luchar, pero siempre saldando antes deudas de
justicia del hombre con el hombre... y por creer en esa posibilidad con
todas mis fuerzas, estoy aquí con vosotros para alzar un grito fuerte y
seco, como un directo al mentón del mundo, un grito que debe permanecer
siempre en nuestras conciencias para hacernos mejores.
Quizás solo nos quede la indignación, que lo mismo fue lo que movió en su
día a los hombres a los que hoy honramos. Por ellos, por todos nosotros...

Gritad conmigo: ¡Viva la libertad!