El centro de diálisis de Béjar cerrará si el SACYL no paga

Segovia, Medina del Campo, Ciudad Rodrigo y Béjar serían los centros que cerraría la Fundación Iñigo Álvarez de Toledo si la Junta no paga lo que debe. José Maria Collados, presidente de FEVESA, anuncia que  los representantes vecinales adoptarán medidas de  presión si la Junta no responde.
                                                                                       


La junta adeuda 2,2 millones de euros a la organización, lo publica el Norte de Castilla,  y  cuatro centros de diálisis cerrarán en mayo por el impago de los 2,2 millones de deuda del SACYL. Aunque algunas fuentes  vinculadas a asociaciones renales, consultadas por este medio, aseguran que podría tratarse sólo de una medida de presión y que  es "imposible y que Salamanca no puede asumir diálisis de Béjar", la alarma ha cundido entre familiares y enfermos renales que requieren ser dializados de forma constante.

 

En este sentido el presidente de la Federación de asociaciones de vecinos, aseguraba estar investigando la situación y advertía de la adopción de medidas desde los colectivos vecinales si las autoridades locales o provinciales no actuaban para evitar el cierre de los centros de diálisis.


ANA SANTIAGO | VALLADOLID. EL NORTE DE CASTILLATres décadas avalan y consolidan la actividad de la Fundación Renal Íñigo Álvarez de Toledo,  sin ánimo de lucro, dedicada  a la atención clínica y a la investigación de enfermedades renales. Y fue por esta vocación y dedicación, y a instancias de la Junta de Castilla y León, por lo que desde 1999 ha ido abriendo centros de diálisis en la comunidad, allá donde la sanidad pública no llegaba y otras entidades privadas no hacían negocio por su escasa rentabilidad.
Son centros concertados para una veintena de pacientes por los que la Fundación recibe la financiación autonómica no en concepto del servicio completo se llenen o no las plazas, como ocurre con otro tipo de asistencia derivada, sino por cada uno de los enfermos atendidos; lo que hace que solo se acerquen al sostenimiento si están al completo, algo que habitualmente no ocurre. Esta situación hace imposible el funcionamiento si Sacyl no paga porque en diálisis no existe la actividad privada que podría compensar la falta de ingresos económicos. La Consejería de Sanidad debe la atención de parte de la asistencia prestada en 2010 –409.000 euros– y el 2011 completo –1.791.000– o, lo que es lo mismo, adeuda 2.200.000 euros a la Fundación además de lo que el año 2012 ya empieza a generar como deuda porque la Administración regional sigue sin pagar sus costes. FRIAT calcula que la deuda alcanzará los tres millones en el mes de mayo.
La Fundación Álvarez de Toledo sigue prestando el servicio de diálisis a los enfermos renales; pero dada la inversión que requiere en material y recursos humanos mantener abiertos los centros, su presidenta Isabel Entero, calcula que «solamente podremos aguantar hasta abril, en mayo el cierre será inevitable salvo que se salde, al menos, parte de la deuda que nos permita seguir, y es mucho aguantar porque podíamos ‘devolver’ ya a los hospitales públicos de la capital a sus pacientes y clausurar los centros; pero estos enfermos son muy delicados y la accesibilidad es fundamental por el tipo de tratamiento».
Horas en ambulancia
La diálisis, una terapia que permite purificar y filtrar la sangre por medio de una máquina que libera al organismo temporalmente de desechos nocivos y de sal y agua en exceso, un riñón artificial en definitiva, supone acudir tres veces a la semana de tres a cinco horas. Lo más habitual son cuatro, para una terapia que provoca malestar, náuseas y vómitos en general. A esto se le suma el tiempo de ambulancia dado que cada centro atiende a pacientes del entorno. Fácilmente el transporte sanitario suma dos horas o, en algunos casos, hasta ocho porque salvo que acudan con vehículo propio, la ambulancia recorre diversos pueblos con un itinerario modificado respecto al que sería más directo, para poder trasladar a cada paciente desde su localidad al centro especializado u hospital. Es de hecho una vieja reivindicación de la asociación de enfermos Alcer el mejorar la accesibilidad, incluso con las actuales dotaciones, y estos cuatro centros respondieron en su día a este interés que afecta sobre todo a las zonas rurales porque las ciudades tienen sus unidades de diálisis en los hospitales generales. Aun así, salvo Ávila, Soria y Palencia, todas las capitales han tenido que contar con centros concertados para dar este servicio a todos sus enfermos dializados. La Fundación Álvarez Toledo lo hace en Segovia junto al hospital general y los otros tres centros lo prestan en las salmantinas Ciudad Rodrigo y Béjar y en la vallisoletana Medina del Campo de forma exclusiva, son la única oferta.
«Este tipo de servicios son deficitarios con menos de 40 pacientes; pero hay zonas donde son imprescindibles aunque el número sea menor, la sanidad pública no tiene que ser rentable sino dar atención», destaca Isabel Entero.
Fue en 1995 cuando la Fundación, FRIAT, abrió el centro de Los Olmos en Segovia. En 1999 llegaría a Ciudad Rodrigo, con Las Encinas, y a Béjar con El Castañar y, el último, Los Pinos, arrancó en 2001 en Medina del Campo.
Los primeros siete años de funcionamiento, los centros ya perdían 100.000 euros por ejercicio. El problema es que estos centros tienen un personal que no se puede reducir por temporadas en función de la demanda sino que tiene que estar siempre en plantilla para dar asistencia de calidad. Así hace falta un nefrólogo, tres enfermeros, dos auxiliares de enfermería, un limpiador y un técnico de mantenimiento para el tratamiento del agua. Solo este último profesional puede ser compartido por los centros de Medina y Ciudad Rodrigo que combinan sus días de apertura en la semana para que pueda recorrer y atender a ambos. «El problema no es solo económico, la gestión es muy complicada porque un especialista en Nefrología para pocos enfermos se encuentra desperdiciado», destaca Entero.
Un problema general
La Consejería de Sanidad ha destacado que estudia la forma de dar continuidad a los centros; pero que el problema de la deuda forma parte de la situación general de débito de la Administración regional en la que se trabaja actualmente.