La tradición, que trata de explicar la reconquista cristiana de las tierras bejaranas, fue declarada fiesta de interés turístico nacional poco antes de su celebración ya hace dos años. Este año, 2012 tampoco influyó para incrementar el número de visitantes, a tenor de la afluencia de público que, aunque numeroso, tampoco cumplió con las expectativas de ediciones pasadas. Sin duda la práctica ausencia de promoción y la crisis han sido causa suficiente para que sólo los bejaranos se echasen a la calle y muy pocos visitantes eligieran Béjar como destino cultural esta jornada.
La actividad para hombres y mujeres de musgo se inicia a primera hora de la mañana, cuando son ataviados por los empleados municipales con el singular atuendo. Este año sólo 2 trabajadores, uno de ellos el concejal liberado, Alejandro Romero, que año tras año cumple con la tradición de vestir a los desfilantes, intervienen durante horas en el arduo proceso de la vestimenta de Musgo.
El musgo, que tarda años en alcanzar las dimensiones utilizadas para la procesión, es un bien muy preciado, que no deja impasible a los detractores de su uso.
La procesión transcurrió sin excesivo calor en favor de los portadores del musgo. De nuevo, como el año pasado, ninguno de los concejales de la oposición, de tradición aconfesional, participaron en la procesión que concluyó en torno a las 13.30 horas.