Cientos de Bejaranos recuerdan a sus difuntos en San Miguel

Imagen de un ramo de flores y gente andando por el cementerio
Jorge Manrique se equivocaba cuando ajustaba el rasero a todas las clases sociales y usaba la metáfora de los ríos que van a parar a la mar para decir que todos somos iguale ante la muerte. Sólo hay que pasarse por el cementerio y comprobar la ostentación de algunos panteones en contra de la sencillez de un montón de tierra de campo santo sobre los restos de seres sencillos. Aunque a lo mejor en las Coplas por la Muerte de su padre, el autor si tenía razón y la ostentación de los panteones, incluso los magníficos y caros ornamentos, no son más que un vano intento de marcar la diferencia para ser recordados diferentes, superiores.

Personas ponen flores en uno de los patios del cementerio San Miguel de Béjar

Por un día,  todos los años el cementerio de San Miguel de Béjar se convierte en el centro neurálgico de la sociedad bejarana. Miles de personas pasan por sus patios para acudir a la tumba de sus seres queridos, para recordarles, para llevar flores. Las floristerías y  las tiendas de chinos hacen su agosto este día. Los patios del campo santo son un mosaico de colores, los de las flores, las más de las veces de plástico, que aguantan mejor el paso del tiempo.