IMÁGENES. #Arribesquierevida recibió el Premio a la Libertad que la Agrupación Socialista instituyó con motivo del centenario de su fundación

Los socialistas bejaranos honraron a La Libertad con un nuevo acto en el que la plataforma #Arribesquierevida recibió el Premio a la Libertad que la Agrupación Socialista instituyó con motivo del centenario de su fundación. 



Entrega del premio a la Libertad de la Agrupación Socialista  a la plataforma #arribesquierevida

 

El acto comenzó a las 12.30 horas,  con un emotivo recuerdo al que fuera durante años Presidente de la Agrupación Socialista, Miguel Miñana, que recibió un prolongado aplauso a instancias del Portavoz del Grupo Municipal, Cipriano González. Fueron éstas sus primeras palabras "un recuerdo  para Miguel.."  que fue interumpido por un largo aplauso para el socialista recientemente fallecido.
Fue precisamente Cipriano González el encargado de presentar el acto en el que estuvieron presentes dirigentes socialistas provinciales y regionales. El Secretario General de la Agrupación Socialista Bejarana, Javier Garrido; 
el Procurador y Secretario Provincial , Fernando Pablos; el diputado, Jesús Caldera; el responsable de los socialistas salmantinos, Enrique Cabero; los procuradores, Arturo Santos, Charo Gómez y Ana Muñoz de La Peña; la Senadora, Elena Diego y Diputados Provinciales y Alcaldes de la comarca. 
En el escenario del Centro de Cultura una silla vacía con una rosa representaba la ausencia del Presidente de la Agrupación recientemente fallecido Miguel Miñana.
Cipriano González recordó cómo se instituyeron los premios y algunos de los predecesores a la plataforma Arribes Quiere Vida: la primera corporación local del Ayuntamiento Bejarano, el Polisario Saharaui, las familias de los asesinados  José Couso y Julio Anguita Parrado, Fernando Macarro Castillo (Marcos Ana), Soledad Murillo,  Soraya Rodríguez o el juez Baltasar Garzón fueron algunos de los galardonados en ediciones anteriores.
La lucha de la plataforma de Las Arribes ha servido de ejemplo para otros grupos, como la Plataforma en Defensa de la Sanidad de Béjar, presente en el acto. Precisamente los valores de lucha cuyos logros se han visto plasmados en la sociedad de Las Arribes, fueron los motivos que llevaron a la agrupación socialista a galardonar al colectivo salmantino.
El Secretario General de los socialistas Bejaranos, Javier Garrido realizó también un emotivo discurso para reconocer los valores de la plataforma de Las Arribes. Denunció el estado de la sanidad local y el desmantelamiento paulatino que se está llevando a cabo en el Virgen del Castañar. Desde que se quitara la 5ª planta, la lavandería, la cocina o finalmente el laboratorio, entre otros. Servicios a los que ya los bejaranos no tienen acceso. Invitó a los representantes de la plataforma sanitaria a seguir con su lucha, sin la cual es posible que el hospital estuviera aún más desmantelado.
Los socialistas llevaron el ramo de flores que presidió el acto a la tumba de los Mártires en el cementerio de San Miguel.

OFRENDA FLORAL EN PUERTA DE AVILA
Ya por la tarde tendría lugar el tradicional homenaje de los socialistas a los Mártires de la Libertad en el mismo lugar en el que se produjeron los hechos, la Puerta de Ávila, el centro neurálgico de la revolución local, Higinio Mirón, militante socialista, realizó una emotiva glosa de los hechos y se hizo la ofrenda que honra la lucha de los  bejaranos por la revolución en 1868. Higinio Mirón hizo un llamamiento para potenciar los actos conmemorativos de esta fecha. Aproximadamente medio centenar de personas se dieron cita en la puerta de Ávila para conmemorar este hecho.




Discurso de Higinio Mirón en la puerta de Ávila.

Béjar, Liberal y Heroica
Queremos iniciar nuestra intervención sobre este Béjar, que un día como hoy, hace 145 años, demostró su liberalismo y heroicidad, acreditando al pueblo español el arraigo de sus condiciones liberales y progresistas. Y queremos hacerlo con un pequeño repaso de los motivos que la llevaron a conseguir los merecidos títulos, que entre otros ya posee y de los que forman parte esencial de su historia la defensa de la propia ciudad, por cuya gesta le fueron  concedidos los de Liberal y Heroica.
Era mediados del siglo XIX, reinando Isabel II, en que Béjar por estas fechas sumaba una población entre los once y doce mil habitantes y precisamente por esta misma época, los bejaranos vivían un período de esplendor, floreciente. Movido por este auge de prosperidad, la Corporación Municipal solicita del Gobierno la concesión del título de “Ciudad”, que a iniciativa y cooperación del ministro bejarano Sánchez Ocaña, le fue concedido el 27 de mayo de 1850, lo que el Ayuntamiento, mediante un amplio programa de actos, celebró con gran solemnidad, el 17 de junio siguiente. Pero este título no resultó ser del agrado de un grupo de bejaranos, enmarcados en un liberalismo progresista, por considerar que tal distinción era la representación de una clase social que la elevaba a un rango aristócrata y burgués, algo que esa parte de bejaranos no compartía una posición social y política de este calado, lo que da lugar a que este grupo exteriorice sus ideas progresistas y liberales, que ya anteriormente habían demostrado rechazando el carlismo, por defender el absolutismo, y propugnar en sus reformas una continuidad tradicionalista. El mismo rechazo manifestaron los liberales bejaranos del sistema isabelino, ya que nada les importó la concesión del título de “Ciudad”, por parte de Isabel II, dado que ésta ponía continuas trabas a la participación de los ciudadanos en asuntos de gobierno, considerándola fácilmente manipulada por sus ministros, e interfiriendo con frecuencia en la política de la nación,  actitudes que la hicieron impopular entre la clase política, provocando un distanciamiento cada vez mayor de la Monarquía.
Estas circunstancias, que eran vox pópuli en toda la sociedad española, dieron pie al grupo de bejaranos progresistas a decantarse aún más hacia la izquierda, cuyo movimiento obrero de gran implantación en Béjar, se inclinaba hacia el republicanismo, con un claro rechazo sobre la Monarquía, que traspasaba ya las ideas de los bejaranos, y se extendía por todo el ámbito nacional. Tal es así que en tan solo dos años, hubo tres intentos de poder contra la Monarquía (el verano de 1864, abril de 1865 y junio de 1866), todos los cuales fueron reducidos por el gobierno de Isabel II. A este clima de inestabilidad y descontento, se sumaron las crisis agrícola, comercial y económica que desde 1866 venía arrastrándose por el incremento de la especulación, al abuso del crédito y la escasez de dinero real que había llevado a los banqueros al borde de la banca rota, a los industriales al límite de la quiebra, y a los ahorradores al descontento, al ver como sus ahorros cada vez tenían menos valor. Ello da lugar a repetidas algaradas, motines y protestas, por cuanto veían en la institución monárquica un empeoramiento social generalizado. Algo de lo que en el día de hoy también podemos transcribir en condiciones semejantes a las de entonces, únicamente a la espera de cual será el final de esta nuestra situación, por cuanto los visos de resolverse parece que están alejados, con la incógnita de cómo, cuando y de qué forma terminará el panorama actual.
La situación apuntada, hace pues, que un grupo de progresistas y demócratas, que tuvieron que emigrar de España por no compartir la forma que se desarrollaba la vida social, se refugian en distintas capitales europeas y un número de 45 personas entre militares y civiles se reúnen en la ciudad belga de Ostende el 16 de agosto e 1866 y en esta reunión comienza la conspiración contra el régimen isabelino, cuyos principales promotores, Juan Prim, Francisco Serrano  y el brigadier Juan Bautista Topete, apoyados por políticos y militares, cuyo objetivo era derrocar a la reina Isabel II e instaurar un nuevo régimen republicano o una nueva dinastía monárquica que respetara los principios de la revolución mediante unas Cortes Constituyentes que se decidirían mediante sufragio universal, a la vez que se reconocía como jefe y director militar del movimiento, al citado general Prim, por lo que el pacto de Ostende podría considerarse como el preámbulo de la que posteriormente habría de ser la Revolución de septiembre de 1868 o “La Gloriosa”, como también se la conoce.
A partir de entonces comenzaron los preparativos para un pronunciamiento militar de tipo nacional, que se llevaría a efecto en septiembre de 1868.  Pero previo a éste, en agosto de 1867 se produce un levantamiento revolucionario del que además de otras ciudades, también Béjar se adhiere al mismo, aun cuando no tuviera grandes consecuencias, sin que ello evitara que se produjera algún muerto y herido. De este hecho le viene el nombre a la calle 29 de Agosto, en la zona de “La Antigua”.
 Así, en los primeros días de septiembre estaba todo preparado para iniciar la sublevación, que se inició en Cádiz, donde el general Prim llegó el 16 de dicho mes, procedente de Londres, acompañado por los progresistas Práxedes Mateo Sagasta y Manuel Ruiz Zorrilla. El día 19 comienza la rebelión y Juan Bautista Topete, otro de los militares sublevados, procedente de Canarias, leyó un manifiesto que justificaba el pronunciamiento, el que entre otras cosas decía:
Españoles: la ciudad de Cádiz puesta en armas con toda su provincia niega su obediencia al gobierno que reside en Madrid, segura de que es leal intérprete de los ciudadanos… y resuelta a no deponer lar armas hasta que la acción recobre su soberanía, manifieste su voluntad y se cumpla la ley fundamental…. Queremos, -seguía diciendo el manifiesto- un Gobierno provisional que represente todas las fuerzas vivas del país y asegure el orden, en tanto que el sufragio universal echa los cimientos de nuestra regeneración social y política.
Seguía el manifiesto argumentando los principios básicos del mismo, entre los que cabe destacar el referido sufragio universal, libertad de imprenta, abolición de la pena de muerte, supresión del impuesto de consumos y elección de unas Cortes constituyentes, con el objetivo de decretar una nueva Constitución, terminando dicho manifiesto con un ¡Viva España con honra!,  lo que estaba  llamado a ser uno de los emblemas básicos de la España liberal y democrática, que fue firmado por  Juan Prim, Domingo Dulce, Francisco Serrano Bedoya, Ramón Nouvillas, Rafael Primo de Rivera, Antonio Caballero y Fernández de Rodas y Juan Bautista Topete.
A partir de entonces y en días sucesivos el levantamiento se fue extendiendo por distintos lugares, en principio por Andalucía, continuando por la zona de Levante, hasta llegar a Barcelona, sobre cuya zona Prim iba logrando que grandes ciudades de la costa se sumaran al fin propuesto.
Y Béjar, que históricamente siempre se distinguió por su heroicidad, como lo demuestran la concesión de los títulos que posee. El de “Muy Noble”, por la colaboración de los bejaranos en la conquista de Cáceres a principios del siglo XIII, y posteriormente en 1492, el “Muy Leal”, por su contribución a la conquista de Málaga y Granada, a los que hemos de sumar el ya indicado de Ciudad, así que Béjar, manteniendo su idea liberalista, en esta ocasión, no podía estar al margen de esta revolución nacional, y se suma a ella, y forma parte activa de la misma, comenzando los bejaranos los preparativos defensivos, nombrando primero el día 22 septiembre una Junta Revolucionaria, cuyos nombres figuran en la placa que se encuentra a mi izquierda en la fachada de la farmacia de Poyo, siendo esta Junta la encargada de dar las órdenes para defender a la población del asedio que por espacio de seis días se mantuvo entre las tropas isabelinas y las bejaranas, con el triunfo de éstas.
Comienza el levantamiento de barricadas en distintos lugares de la ciudad, siendo las de mayor protección la de la puerta de la Villa y la de Campo Pardo. El mismo día 22 empieza el asedio y una milicia puramente popular y reducida, al mando de un polaco llamado Fronski y con los cañones fabricados de forma artesanal por el herrero bejarano Víctor Gorzo, instalados en la zona alta y estratégica de la ciudad de Campo Pardo hacen frente a las tropas gubernamentales dirigidas por el brigadier Nanneti, venido de ex profeso a combatir a Béjar en que por espacio de seis días se mantiene el combate, consiguiendo finalmente que las tropas del Brigadier tuvieran que replegarse, ante el heroísmo y tenacidad de los bejaranos en que, todos a una, consiguieron derrotar plenamente a un enemigo cuantioso y técnicamente muy superior, no sin antes haber dejado una treintena de muertes bejaranas, mayormente ancianos, mujeres y niños indefensos, que se encontraban en la zona desprotegida, como era la de la Corredera, cuyos nombres se encuentran relacionadas en la lápida que se halla a mi derecha, frente a la otra de la Junta Revolucionaria, si bien el derrotado ejército gubernamental, también contabilizó un buen número de muertos y  heridos.
Producto del movimiento revolucionario que se vivía en todo el país, fue el propio 28 de septiembre en las proximidades de Córdoba cuando se produce la Batalla de Alcolea, con el enfrentamiento de los militares sublevados contra las tropas de la reina Isabel II, derrotando las tropas sublevadas a las gubernamentales en el río Guadalquivir, sobre el puente de Alcolea, en el que los revolucionarios se adelantaron y tomaron el puente, impidiendo el progreso del ataque de la caballería de Manuel Pavia y Lacy (Marqués de Novaliches), quien en la contienda fue herido muy grave, produciéndose la victoria por parte del general Serrano, lo que significó el destronamiento de Isabel II, que tuvo que marchar al exilio en Francia.
Y también Béjar, el mismo día 28 de septiembre, en que hoy se cumplen 145 años vivió, tal vez, el día más glorioso y a la vez más luctuoso de su historia. Su grito de ¡Viva la libertad y abajo los Borbones!, sonó en todo el ámbito nacional. A Béjar se la reconoció su liberalismo y heroicidad por cuanto fue un hecho aislado y tal vez único, tal como lo reconoció el propio gobierno, ya que a través de la formación de la Junta Revolucionaria,  se sumaron de forma voluntaria un número de bejaranos para defenderse por sí mismos contra el gobierno del que ya habían dado muestras de disconformidad, sumándose a la revolución nacional, sin tener en cuenta, ni valorar su escasa capacidad de defensa y los medios rudimentarios con que contaban para hacer frente a las tropas isabelinas mucho más numerosa y mucho más preparada militarmente, con gran diferencia de la hueste popular bejarana que consiguió vencer a los que intentaban mantener su poder y apoderarse de Béjar. Al día siguiente llega a Madrid la noticia de la resistencia y triunfo del pueblo bejarano y la capital responde: “Ningún pueblo ha obrado con más heroísmo” y la capital de España, que también se había sublevado, se hace con el mando y la reina Isabel II, también llamada de los tristes destinos, queda destronada y se exilia, como hemos dicho en París.
Tal vez el más clarividente testimonio de la heroica, gloriosa y triunfante gesta del pueblo bejarano en esta contienda sea el texto del Decreto que el Ministro de la Gobernación redactó con tal motivo, que dice:
“Entre los grandes y admirables ejemplos de valor, de abnegación y de heroísmo que ha ofrecido la gloriosa revolución de setiembre, brilla como el que más la valerosa y verdaderamente heroica defensa que los liberales de la ciudad de Béjar hicieron imperturbables y decididos, con armas improvisadas y defectuosas, detrás de débiles barricadas contra enemigos mucho más numerosos provistos de todos los elementos necesarios para el combate. Pero ni su escasa fuerza, ni su aislamiento, ni el aterrador espectáculo de inauditos atropellos, pudieron abatir el valor indomable de aquellos habitantes, que arrebatados por su entusiasmo y al grito mágico de soberanía nacional y libertad, pelearon con bravura y acabaron por conseguir una insigne victoria.
“Queriendo, pues, dar un público testimonio de alto y merecido aprecio y gratitud al pueblo de Béjar, y perpetuar la memoria de su decisión y heroísmo, como individuo del Gobierno Provisional, y con su acuerdo, y como Ministro de la Gobernación, he decretado lo siguiente:
“Artículo único. Se conceden a la ciudad de Béjar los dictados de Liberal y Heroica, que usará juntamente con sus antiguos timbres.
Madrid, 18 de noviembre de 1868.- El Ministro de la Gobernación.- Práxedes Mateo Sagasta”.
Quizás el pueblo de Béjar no valore lo suficiente este hecho heroico de un grupo de hombres que defendieron hasta la saciedad sus ideales liberales, por el que 31 de ellos dieron la vida, ya que esta valoración queda reducida por parte de la respectiva Corporación municipal a un acto religioso, y una breve procesión cívica hasta la tumba de ”Los Mártires de la Libertad” en la que se hace una ofrenda floral, pues salvo esto,  muy pocas veces se ha hecho honor distinguido a esta gran hazaña, pues tal vez, el más  emotivo y solemne, fuera el del 28 de septiembre de 1994, en que se inauguró el monumento a La Libertad, representado por los cañones que sirvieron de defensa para la liberación de la ciudad.
 No estaría demás rememorar en esta histórica fecha la gesta con actos más diversos que recuerden el hecho y mantengan viva la llama de la libertad y de la democracia, pilares básicos en los que debe asentarse la sociedad.
No obstante, bejaranas y bejaranos, por cuanto supuso para la ciudad de Béjar este hecho histórico que la dignifica por su heroísmo y le fueron concedidos los honrosos títulos de Liberal y Heroica, ¡Loor a los mártires bejaranos que sucumbieron en “la gloriosa”, revolución de septiembre de 1868, por defender los ideales liberales, a la Junta Revolucionaria que marcó las directrices para conseguir los mismos y a todos los bejaranos en general, que supieron estar a la altura de las circunstancias, y en que, sin distinción de ideologías, se sumaron a la defensa del conjunto del pueblo bejarano.!.
Por todo y para todo, ¡Viva Béjar! ¡Viva la libertad!